Recientemente he visto una crítica
hacía el ejercicio final de un calentamiento realizado por el Real Madrid de
Rafa Benítez–no recuerdo quien era su rival-. Dicho ejercicio consistía en una
fila de jugadores con balón en la frontal del área que, realizaban un pase a
uno de los ayudantes de Rafa y, éste, devolvía para que el jugador finalizara
con un tiro a portería. Es verdad que, si de fútbol base se tratara, me
parecería algo poco apropiado. Incluso, para un equipo profesional, no por el
fondo –entiéndase como objetivo- sino por la forma de ejecución. Aunque, no
entraré ahora en valoraciones de como sí o como no lo hubiera realizado yo el
ejercicio porque, las demás maneras me parecen igual de validas que las mías.
Con éste ejercicio creo que el
cuerpo técnico del Real Madrid, lo que pretendía era crear sensaciones
positivas a sus jugadores sin crear fatiga cognitiva que les condicionara para
el comienzo del partido, dándoles el premio que todo jugador quiere, poder
finalizar con un lanzamiento a portería y, al fin y al cabo, el objetivo del
fútbol, es el ansiado gol que te pueda dar la victoria. Para conseguirlo, es
indispensable rematar a portería.
Con esta pequeña introducción, lo
único que quiero es hacer hincapié en un aspecto, las sensaciones positivas de
los jugadores, sus creencias. Si como entrenadores, preparadores, en definitiva
cuerpo técnico, conseguimos llegar a esas emociones, podremos sacar el máximo
rendimiento de nuestros jugadores. Siempre se ha pretendido y entendido que el
calentamiento debe preparar físicamente al jugador para que empiece el partido
en sus máximas condiciones y, es verdad, ese es uno de los objetivos del
calentamiento pero, ¿y la cabeza? Es tan importante como lo físico, lo táctico,
lo técnico. Nos llenamos la boca de periodizaciones tácticas, contextualizaciones…
pero luego, aislamos el calentamiento de todo –en algunos casos, en otros por
suerte, no- y lo que me parece peor, creemos que tan solo nuestra manera de
hacer las cosas es la correcta, sin tener en cuenta lo que opina el jugador, lo
que siente. Al final, el que deberá representar la idea del entrenador, el
famoso Modelo de Juego será el jugador y, puede estar extremadamente preparado
técnicamente, tácticamente y físicamente pero, si la cabeza no está acorde con
las demás dimensiones, si carece de motivación por lo que hace, no tendremos
nada que hacer.
Al final, nuestro gran objetivo es
la victoria pero, en el camino, deberemos completar diferentes niveles, los
cuales nos van a ofrecer pequeñas ventajas que determinaran el éxito o no de nuestro
trabajo y el de nuestro equipo. Si no conseguimos prestar atención a todos
nuestros jugadores y hacer que sumen, tan solo podremos sumar a corto plazo.
Integremos las creencias, preocupémonos e incluso, como muchos cuerpos técnicos
hacen, separemos el calentamiento –después de uno general- por interacciones
durante el partido, por acciones a realizar o por el motivo o circunstancia que
se considere oportuna y que el individuo necesite para acabar sumando en el
colectivo.
Con este escrito, no quiero menospreciar
ni mucho menos la vertiente física, la cual, considero muy importante ni la
técnica ni ninguna de las dimensiones existentes en el fútbol.
Si quieres, puedes ver el vídeo relacionado con el escrito aquí.
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